Era sólo una perra.
Autor: Arturo Pérez Reverte.
Era sólo una perra. Una galga flaca y asustada, como las que ahorcan algunos cazadores cuando ya son viejas e inútiles, con tal de ahorrarse un cartucho. Cuatro días estuvo correteando por los túneles del Metro de Madrid sin encontrar la salida. La vieron conductores, vigilantes y viajeros. Fue grabada en video corriendo despavorida por las vías, de túnel en túnel, huyendo de los trenes que pasaban a toda velocidad. Cuatro días de oscuridad, aturdimiento, soledad y angustia. De miedo atroz. Anoche vi uno de esos videos en Internet y me levanté de la silla con una desolación y una mala leche insoportables. Por esto tecleo estas líneas, ahora. Para desahogar mi tristeza y mi frustración. Mi rabia. Para ciscarme por escrito en los responsables del Metro de Madrid y en la puta que los parió.
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Monólogo de un perro.
Autor: Antonio Gala
Yo no creo haber hecho nada malo esta mañana…
Me parecieron todos muy nerviosos. Iban y venían por los pasillos, esquivándose unos a otros.
Ella le gritaba a la madre de él, y los dos niños, con las manos llenas de cosas, entraban en el dormitorio de los padres, que yo tengo prohibido.
La pequeña –la más amiga mía- chocó contra mí dos o tres veces. Yo le buscaba los ojos, porque es la mejor manera que tengo de entenderlos: los ojos y las manos. El resto del cuerpo ellos lo saben dominar y, si se lo proponen, pueden engañarte y engañarse entre sí; pero las manos y los ojos, no.
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Rojo fuego.
Autor: Elena
Alejandra aparcó la furgoneta en la puerta de su nueva casa. La invadían múltiples sensaciones encontradas. Por fin había conseguido independizarse de su familia, que si bien no la habían agobiado en exceso durante su vida, tampoco habían entendido su decisión de dedicarse al arte de la pintura.
Miró la construcción, y aunque no era todo lo nueva que hubiera deseado (tenía más de 50 años), le había encantado desde el momento en que se la enseñaron en la inmobiliaria. Era una vieja casa de dos plantas. En la planta baja estaba la cocina, el salón comedor y un aseo. En la planta de arriba se ubicaban dos habitaciones y un baño. En la parte de atrás se encontraba un pequeño patio de aspecto desolado. Pero lo que le había hecho decidirse era el garaje, un espacio perfecto para colocar todo su material y usarlo como estudio.
Comenzó a descargar la multitud de cajas sin prisa, a la espera de la llegada de su amiga Julia, que había prometido ayudarla en la mudanza y que llegaría en menos de media hora.
Aprovechó para recorrer todas las estancias, que a la luz del atardecer tenían un aspecto cálido y acogedor. Pensó que tendría que deshacerse de toda la decoración que los antiguos dueños habían dejado allí.
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POR FIN.
Autor: Elena
Samo era un precioso Pit Bull de año y medio alegre y travieso. Estaba encantado con la vida que había llevado hasta ahora, gracia a Nico y Ruth. Ellos siempre se habían preocupado de cuidar de él y sus otros dos hermanos, Atila y Thor. Todos habían nacido en su casa, un lugar en el que se sentían protegidos y queridos. Así continuaron sus vidas hasta que cumplieron 2 años.
Un sábado de Noviembre, Nico y Ruth les pusieron a los tres sus correas y los subieron al coche. Estaban encantados pensando dónde podrían llevarles. Tras unos cuantos kilómetros, el coche se detuvo. Los bajaron a todos y entraron en una nave industrial. Samo nunca había estado en un sitio así y le gustó lo espacioso que era.
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TU MEJOR AMIGO.
Autor: Elena
Desde pequeños, todos hemos tenido nuestro mejor amigo. En la infancia todo aquel que jugaba y se reía con nosotros y siempre te acompañaba, ese era tu mejor amigo.
Según vamos creciendo, aprendemos a valorar otro tipo de amistad, queremos estar junto a alguien que nos acompañe en los buenos y malos momentos sin pedir nada a cambio, que siempre se alegre de verte y oirte. Deseamos que en los buenos momentos disfrute contigo allí donde estéis y que en los malos no diga nada y se quede cerca de ti.
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